De todo cuanto éramos cernía
del iluminado portal de nuestra mente,
una parte de luz resplandeciente
y atávico zafir nos descubría.
Alumbraban dos soles por el día
se dibujaban sendas de aliciente,
para tornar al cielo nuevamente
y conocer razón que nos cubría.
El perfil del ayer marcó las vidas,
sus almas conjugaron el camino
volviendo a ser de arcilla sus poemas.
En el polvo sus huellas ya medidas
con los astros leyendo su destino,
dejaron a las noches sus zalemas.
Elisa
Dos lindos sonetos Elisa.
ResponderEliminarQue pases un bonito domingo.
Un abrazo,
Rafael
Precioso soneto Elisa.
ResponderEliminarSi te gustan los sonetos no dejes de visitar el blog de Olegario
tiene unos sonetos bellísimos que estoy segura te encantará leerlos.
Gracias por visitar mi blog. Te envio un fuerte abrazo desde mi
Cajon secreto
Nerim