Dame acá de tus ángulos oscuros
la bendita paciencia y tu silencio;
dame acá el temor de no decirme
... sentimiento que llevas y evidencio.
Me persuade un fuego acostumbrado
a la palabra amable que no apague,
y percibo con su bendita gracia
conseguir el poema que te halague.
-¿Acaso, me contemples pensativa,
... errante en universos de palabras;
siendo dueña de fatuos laberintos
buscando tanto... en lo que tú ya... labras?-
...
me descubres en tí, siendo lo mismo;
como un todo dispuesto en su plegaria
pidiendo más luz dentro de su abismo.
En la certeza de sentirnos dentro
nos sabemos del mundo imaginado,
en átomos de Amor, fiel elemento,
envuelto de su manto, armonizado.
Y no es conveniente apagar el fuego
en la lengua del verso que me aliente;
ella es respuesta en todo lo que vive
de aquél que calla... cuando el otro siente.
¡Es que quiero escribir mis poesías
con palabras que vibren y emocionen,
al pulso de mi sangre cuando llevan
moléculas de amor que me apasionen!
Elisa
2010
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