Lejana novia

Pálida... 
Lejano redondel, amante mía. 
¡Oh musa de mis versos con sus broches;
rielando por mi ser vives recuerdos
de luna por su mar de incautas noches.


Llorando
dos luceros en ojos de la luna,
su pena esconde su mirada fría; 
porque hay amor perdido en su locura
y hay dolor sabiendo que no es mía. 


Se angustian 
indecisas las sombras del silencio     
y escucho musitar en la penumbra,
sonámbulos letargos de mi tiempo
pasar llorando cuando el sol no alumbra.


Dispersan
celajes embriagados del otoño
y palpitan mis manos solitarias,
gestos vagos que encienden horizontes
cuando el alma invoca sus plegarias. 


Sumisa 
a la ilusión rebelde de mi asedio.
¡Oh, ingrávido sentir de lo ilusorio;
la auritmia de la rima me avasalla
y el delirio repite mi ofertorio!


Elisa en "Don Anselmo"
2010