Cuita a un Olmo Viejo (Tiempo de angustia)

Foto: alattkeva-El viejo olmo (Bustarviejo-Madrid-09)

Hablo contigo, olmo viejo...
A ti, te cuento mi angustia mientras te miro...
Que Dios se apiade de ambos
porque estoy como tú, ya carcomida.
Y tú Tiempo, ya no me engañas sin señales,
pero me marchitas dentro;
son incautas tus ráfagas que soplan
cuando sé de mí en este caminar en retirada.
...
¡Oh, de mis años coronados de presagios sin estrellas,
pisando hojas otoñales al crepúsculo, como tú,
sin otra sonrisa en la mía!

Mírame árbol, estoy más cerca de ti y del ave;
de la nube que se va alejando sin fundirse en mi ser...
Y cada vez más lejos de quien fui.

Retírame de estos hastíos llenos de cansancios
y de puertas cerradas, de murallas infranqueables,
de palabras que levantan montañas,
de mi tiempo sin muerte,
¡aunque lenta es la forma en que se mata!

¿Dónde, dónde, la sal que me dabas, dónde el sabor que se sentía,
dónde tus poemas y versos que besaba, dónde?
¿Por qué ahora no se detiene su sabor en mi boca?
¡Oh, cuánto te siento en este cerrar de párpados,
en lo inconcluso del ayer, en mi interminable hoy!
Aunque se va pulida en la prueba para un mañana.
-¿Qué me hiciste, Señor, qué me hiciste,...
sí sólo te he dado amor a cambio?

Cuando tú, me llevas orlada de sueños hacia el alba...
¡Y qué son los sueños, qué son, dímelo, si eres tú el mío,
díselo al ave, a la nube, díselo al árbol, a la sal de unos poemas!
¡Oh, precipitado tiempo de mi angustia,
pero quién te quiere ya si no me besas nunca!



Elisa
Nov/2010