Tu blanca palidez siempre estremece
cuando el sol se encamina al horizonte,
va emergiendo en el cristal del tiempo
su redondo fulgor en el remonte.
Memoria soy y miro hacia el pasado
y llévanme las alas de mi verbo...
a los paisajes de infantiles sueños,
hilachas del amor que aún conservo.
¡Oh, mis valles eternos y floridos
donde otea la vida y su belleza!
¡Oh, del tiempo preñado de lujurias,
regalo de feraz naturaleza!
En el seno de amor de lo infinito
donde acumulo el tiempo del recuerdo,
me pregunto por el linaje humano...
¡La verdad de este mi hoy donde me pierdo!
Quiero ser cumbre, un vástago de tierra
para nacer del magma de la esencia,
y altiva, dominar todo el paisaje
y al Hacedor cercano a su presencia!
...Ahí estás tú, luciendo entre los montes
de esta selva interior en que me mueves;
no despiertes esas noches de lo humano
si sueña un corazón... y te conmueves.
Ya ves, amor, lo que a mi me soborna
o llena de pasión sana y sublime;
si soy prueba del Ser que te regala
sentimiento que todo lo redime.
Estoy aún al lado de mi tiempo
mirando atardecer de hermoso ocaso,
mas sigo aquí doliéndome sin ti
y tú, brillando mientras voy de paso.
Elisa
Muy bello poema Elisa, lleno de nostalgia por un pasado perdido y un presente, siempre incierto, salvo en una, que estamos de paso.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Tati
sí, querida, vamos sólo de paso, mejor podríamos afirmar, de prestado, porque esto es como una prueba para ver quién juega mejor y creo que se me van comiendo todas las fichas por no ser tramposa... Será...¡jajaja!
ResponderEliminarCreo que debemos darle un poco de humor a la vida en la próxima aportación y caliento motores para no oxidarme. ;-) ¡Gracias!
Un beso. Elisa