Cansada...
No quiero volver por la gélida huella
No quiero volver por la gélida huella
y desandar mi vuelta hacia mi ocaso,
ser rastro sobre nieve de una estrella,
el tiempo de una "anciana" con mi paso.
¡Me iría muy cansada de este mundo
renunciando volver a una querella,
porque sé lo que se lleva ya mi alma
al saber quién se queda con mi estrella!
Necesito ser la rosa bien amada
o el fruto cosechado de una vida;
...el pretil... del paseo en la ensenada
y gaviota en el mar de su acogida...
Mejor será ser luz de una sonrisa
y arrebol de una tarde en su mirada;
y mucho más, quisiera que supiese
cuando sabe que estuve enamorada.
¡Y por querer quisiera tantas otras...
cuando puse el corazón y, a cambio, nada!
Ranita
¡Me iría muy cansada de este mundo
renunciando volver a una querella,
porque sé lo que se lleva ya mi alma
al saber quién se queda con mi estrella!
Necesito ser la rosa bien amada
o el fruto cosechado de una vida;
...el pretil... del paseo en la ensenada
y gaviota en el mar de su acogida...
Mejor será ser luz de una sonrisa
y arrebol de una tarde en su mirada;
y mucho más, quisiera que supiese
cuando sabe que estuve enamorada.
¡Y por querer quisiera tantas otras...
cuando puse el corazón y, a cambio, nada!
Ranita
muchas veces nuestro corazón obtiene nada de recompensa , pero en el fondo, sí la tenemos, la certeza de haber amado
ResponderEliminarcuántos hay que pasan con su corazón en blanco? temerosos de ser lastimados
y se escudan en amores de mercado , instantes fugaces, felicidad desechable
besitos y más luz
Sì, algo como asì, amiga. Este ser que no pretende ser más que lo que es y fue, conversa de vez en cuando con las piedras y, ellas, tienen esa extraña dureza que sólo se halla en los silencios :-@, pero tû que sabes el lenguaje poètico reconocerãs que estãn vivas y todo lo entienden, tanto es así que deben reír viéndonos como las escalamos cuando se convierten en enormes rocas a base de tanto llanto que beben de ese mismo cielo donde el alma se evapora... Y siglo tras siglo estân como si nada pasara y, nosotros, tropezândo en ellas cuando son pequeñas o tallándo en el zapato... y cuando no ¡ea, en avalancha si te descuidas y no piden ni disculpas! B-) Ay del amor y quien lo inventö!
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