Mis manos son las alas del destino
y en vuelos interiores he vertido;
semillas a los surcos de los vientos
como arena en palabras... he cernido.
¡Que no haya queja en barro de mi sed,
que no se queje cielo de mis vuelos,
que nunca el agua dejará de sentir
un ave reflejada en tus desvelos!
No basta agua del cielo que me inunda
no sobran plumas surcando horizontes;
ni se sacia la sed que llevan aves...
cuando sigues rondando por los montes.
Se invade esa la luz de unas pupilas
que encienden un batir sobre sus alas;
si presientes amor por cada vuelo
y lo sabe Dios, sus pastores y rehalas.
Mis manos acumulan las palabras
donde reflejan soles en arenas;
voy vaciando un amor que así me trajo
para darlo a los versos en las penas.
Elisa
2008-may
este poemazo ELISA es total!!!!
ResponderEliminarme requetegustó un montonazo
gracias por colgarlo en el pixel
besitos y abrazos