Me digo en un atardecer lluvioso
si la vida tiene algún sentido cuando la buscas...
o cuando la pierdes, si has cumplido
y la desolación que deja también cuenta
y tiene palabras, pero no consuelo.
Me dice que sí el primer alegreto de la Primavera de Vivaldi
¡y que las rosas escriben poesía!
...
Me digo tantas cosas mientras escucho la Suit "Air" de Bach,
envuelta en una manta... Tengo frío
y en la indolente calma que pide mi alma,
hay un acierto en un concierto de música barroca.
Me digo que soy la noche sin luna
y quiero llorar en el desencanto de no sentir su reflejo.
Quisiera darme otro dolor y que se sienta aún más hondo.
Un compás de sueños para que me despierte de mi sonambulismo.
¡Sé que entiendo más que nunca la soledad y la lejanía!
Y yo, mi forma ermitaña de tomarme la existencia.
Cuando nos acostumbramos a vivir se hace costumbre
y cuesta trabajo abandonar la vida,
dejarse todo, perder tanto y lo mucho,
sentir la nada y quien la habita.
Pero no importa,
si te encuentras con el alma inconcusa,
aliviada, siempre dispuesta a otra experiencia.
¡Nunca aprende!
Ser espejo es como ser el cuerpo mismo del ser humano
que se mira en el y no se encuentra defectos,
pero se percibe solitario si nadie lo mira.
El azogue coquetea con la vida.
y la pone de ejemplo...
¿Para que que le diga que no los tiene?
Perder confianza es saber que eres como un espejo
y que detrás de tantas imágenes hay conciencia.
No sé por qué la luna ignora a su noche
y ella desespera en la oscuridad,
mañana quizás sepa que algunas golondrinas
se han refugiado bajo el tejado en sus nidos de barro
y no se sentirá tan sola mientras llueve;
y que el verano trae otra esperanza.
¡Si supiese que sé el camino de la luz, me esperaría!
Elisa
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