Si volviesen los días de derrota
con trompeta anunciando otra tormenta
dejaría de ser quien se lamenta,
¡refugiando en fortín un alma rota!
¡Es difícil el costo de la cuota
por subir la moral en lucha cruenta,
la salud no perdona y pasa cuenta
al paciente que aguanta a tanto idiota!
Yo no temo a borrasca enajenada,
ni a los truenos que atraen su aguacero,
ni a los rayos rompiendo en vendaval.
Sí le temo a la lluvia perturbada,
al relámpago fácil, traicionero,
¡y al que inunda la vida en temporal!
A. Elisa L. V. en: "Ranita Azul"
A veces los temporales regeneran primero y luego revitalizan las raíces. Quizás esa es la parte buena de los mismos, porque la mala, todos la conocemos.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz comienzo de semana.
Hermoso soneto de la realidad... Me ha gustado mucho.
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