Con la camisa al cuello (que no con el agua...)
Andar con la ocurrencia del revés
teniendo muchas ganas de la risa,
subiéndote hasta el cuello la camisa
y notas la caricia y no la ves.
Las cosas del pensar van de entrevés,
recoges con la trilla alguna brisa,
o llegas con un vuelo a la cornisa
¡y ríes tan feliz... y todo el mes!
¡Ayer sin ir más lejos te sentía
pero hoy me necesito bien atada
y juro que por eso casi vuelo,
pues sopla para rato mi alegría
y subo como hechizo de algún hada,
llevándome por dentro de tu cielo.
La risa con recelo
no puede meditarse pensativa,
si ríes, has de hacerlo a la deriva.
"Ranita"