Nacer del bello sur en la luz pura
por ser mestiza,
en una tierra donde es dulce la vida.
Cabalgar al alba en los sueños infantiles
sobre yeguas blancas.
A veces, con el potro de la noche en las ideas.
¡Correr, correr..., correr..., a campo abierto sin parar
por pastizales de proyectos,
que no fueron más que palabras,
y, aunque sentí el río de mi sangre por renglones,
hice arroyuelos cantarines para navegar en ellos
con barcos de papel.
Acaso en el ocaso, se hizo la mente atardecida
en el brillo como lumbre en unos ojos,
sintiendo cómo surge la vida en las cenizas
de una estrella de plata ya apagada.
Buscaré el largo cabello de la luna...
por esas tierras de metáforas donde bordea la fábula,
veré las sombras oblicuas sin los días de muerte
por los campos florecidos,
con los pasos madurados
y, uno tras otro,
retornaré a la noche callada de mi espíritu
para morir al sol, besando las cumbres de mi estrella,
haciendo de sus tardes rumor hondo,
intuyendo el donoso arrebol de una pashmina.
Mestiza sí, en la unción de mi linaje,
en los efluvios de la brisa marina
donde encallaron los remos de mi barca
y mi grito de mujer entre mis carnes.
A. Elisa Lattke V.
"...Pero libre para poder pensar y gritar lo que sientes y eso no tiene precio..."
ResponderEliminarUn abrazo.