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martes, 16 de agosto de 2016

Cuento conmigo todavía

Foto: alattkeva

Sustraerme a la vida real por un tiempo, es imaginar un mundo diferente, honesto, feliz, lejos de otros problemas que me afectan. Un mundo que llena mis aspiraciones.

Vivir es parte del cuento que se inventa la vida para hacer verosímil todo cuando puede darnos calma, aunque no podamos hacerlorn, realidad pero sí imaginarlo. Un cuento que me invento mientras interactúo en el mundo real, pero a la medida de mis deseos, porque lo controlo. Siento que me alejo de todo lo que me causa dolor, porque vivir duele. Esta sociedad es mayormente envidiosa, mentirosa y cruel, porque, hasta que nos convertimos en ancianos -y no en adultos-, no nos cuenta la experiencia la Verdad de lo que nos esperaba. La verdad destaca con mayúsculas o sin ellas, es como una señora encopetada, adusta, sincera y dura con nosotros. Y cada día nos enfrentamos a ella y a sus mermas o correctivos. Enseña con lágrimas si es posible, para que aprendamos.

Nos preguntamos: ¿qué pasó con nuestra hermosa niñez tan protegida por nuestros padres donde éramos felices, y dónde están ellos o lo que nos iluminaba de lo amado de su ser espiritual?...¿Nos ven, sienten, nos cuidan, nos esperan..., saben que ya estamos como cuando ellos se fueron?

Sentimos que la piel es otra y sobre todo los huesos, ¡ah, la parte ósea que nos mantiene aún caminando, que anima al paseo, a ser útiles ya se rebela y no nos trata tan bien. Se queja la estructura todos los días o unas cuantas veces al año.

Hacerse mayor -seamos sinceros- no nos asusta, pero sí nos sorprende al comprobar cómo pasa el tiempo tan rápido. Y, sin haber hecho todos los deberes que nos propusimos. Ya nos lo advertían nuestros padres. No, no nos asusta, pero deseamos no molestar a quienes cuidamos y hemos visto marchar felices por su camino, sin los problemas que ahora acusamos. Los de la vejez u otros males. No debería de quejarme pues no me ha tratado tan mal la vida, aún me alegra esta neurona mía, su agilidad mental, mis ganas de hacer aún cosas y de conseguir otros resultados positivos en intereses personales para los míos.

Cuento conmigo todavía

No me hallo en mí
y sin embargo acudo,
a esta reunión de pensamientos
cada día.
Porque cuento conmigo todavía.

No importa que no esté ante el teclado,
no importa que esté donde me siento
en el tic tac del tiempo que me esquiva.
O, en el ansia de calmar esta alma mía.
Discurriendo en pensamientos consentidos,
abrazando lo que sienten mis deseos
y dejar palpitar un corazón acobardado.

Me pregunto: qué será del vacío
si se llena tan sólo con palabras de ternura,
por pensar la rana de su luna.

No me hallo en mí
y sin embargo acudo,
a esta tertulia de silencios
y medito:
Lo que se retiene en mí,
conteniendo el impulso
o apagando el deseo.
Y qué se puede hacer
si nos sorprende la muerte,
cuando el momento espera.

No me hallo en mí
tal como deseo
y sin embargo acudo,
a este ruido interior de cada día
y me siento en la reunión de pensamientos, 
conservando mis opiniones
o dejando que ellas no atasquen mis caminos.
Es que, cuento conmigo todavía,
mientras la luna ilumine los silencios. 

A. elisa Lattke V. en: "Ranita Azul"

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