Te puedes esconder de las miradas
y ver dentro de ti, la otra realidad del instante,
alucinar con la propia existencia
disfrazada de viento.
Proteger el yo con una pahsmina y una sonrisa,
calcular la atmósfera del rumbo...
Dejar al torpe agitador con su danza y su palabra;
constatar, qué lo mueve en remolinos de ideas;
ver cómo el temor desnuda al silencio,
medir su fuerza y ver cómo enseña su temperatura...
-¡Somos un valor para todo!-
Nos identificamos con la diferencia de presión.
Después, en soledad,
te echas a llorar y desahogas.
Por ello, debes alzar la mirada al cielo,
algo más se espera, sí, ... ¡Algo más!
Vino dentro y lo sabemos.
La vida seguirá en un mundo lleno de caminos,
y su plumón crece sin esperanza.
Aún cree que ganará las alas para el vuelo,
cuando apenas picotea dentro del cascarón.
...
cuando apenas picotea dentro del cascarón.
...
La existencia es como el pesar y el gozo
y está hecha de tiempo y de enigmas.
El dolor de lo que somos, lo revela el alma.
Siempre sabe en qué momento... será parte de un consuelo,
para dejar un regazo sin caricias.
A. Elisa Lattke V.
Bonitas reflexiones que son como hacer un alto en el camino de la vida y volver la vista un instante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro que sí, Rafa. Es para lo que dices. Hablamos con nuestro ser, interior, el alma. Conversamos un rato con ella y descansamos después de nuestra pausa o terapia existencial
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