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martes, 23 de junio de 2009

Amores de hojarasca


¿Sabes? Hoy he vuelto a sentarme en aquél banco. El sol coronaba el día, el sendero me esperaba en silencio con el gemir cobarde de mis noches, junto a la quejumbrosa alma de mis días. El banco seguía allí sobre ese lecho improvisado, al sol o bajo las estrellas. ¡Respiré mis años de sueños de intemperie cuando el banco desnudaba de dudas al besarnos! Me diste amor, gemiste palabras y la noche se dormía acompañada. Cuando te recuerdo lloro la noche que se aleja amaneciendo, llevándose su pañuelo negro, con el que enjuga las lágrimas de los que se aman.

¿Nunca te dije que hay estrofas doradas al sol que me alimentan, que me bebo muchos pensamientos de sombras que dejaste? El odio, el asco, el dolor, la impiedad, tu falta de perdón... Todo eso se ha quedado aquí entre estas hojas secas. Quisieran ellas y yo descansar de ideas eternas, de estos sueños de mujer que aún duermen primaveras trascendiendo en aromas otoñales. Y sepas que en la vida de cada cual hay un banco vacío esperando un transeúnte, un lugar que se duele del viento en tardes frías como si fuesen llagas abiertas en las manos del Hijo del Hombre, en la madera carcomida de su propia cruz, como la de sus muertos que lo ocuparon... ¡Tantos enamorados! ¡Ah!... Tú no sabes de los ojos que duelen más si no están acompañados con aquellos que nos entienden, que conocen, que saben!

Este banco sólo espera que recoja mis pasos en el sendero de hojarasca, que me lleve el viento, que la noche nos abrace en su lecho de tierra para ver cómo los cuerpos se iluminan con nuestras almas. Seguiré penando y pidiendo perdones y no los quiero por lástima. Añoro tu boca llena de la mía, de sueños truncados bajo las estrellas; y sé que cuando duermo te quedas a mi lado, lloras y me abrazas y yo, no te siento pero me dejas tus besos. Ya nada puede cambiar lo que no es, lo que no existe lo que dejó de ser sensible al mundo, tangible a la caricia dada, a nosotros...

Hoy he vuelto, como tantas veces vuelvo a sentarme sobre un banco para recordarte. Ayer, hoy, mañana, será siempre la misma eternidad en diferentes puntos del universo. Pero este lugar siempre reúne los mismos errores, el orgullo, nuestro dolor, la vida y el mundo olvidando lo bello de cada mirada, de cada sueño y risa; nuestros pasos por el aún resuenan en el asfalto, en los parques y sus calles... Soy el alma que esperaste pero llegué demasiado tarde y no eras, ni yo era para el mundo y sí para la vida. ¿Dime quién se equivoca, quién hace todo esto, para que no sea donde aún permaneces?

Se ha ahondado el silencio en los recuerdos sin otoños sin alma, ¡aún la tienes contigo! Nadie espera mi vuelta, mi ciclo ha vencido, el viento se llevó nuestros deseos, nuestras almas de hojarasca dieron paso a otras vidas. El otoño espera al invierno, pero el mío ya no vuelve. He venido a despedirme... ¡Devuélveme mi alma! Te pedí perdón. No lo haré más porque las edades de mi tiempo merecen un respeto si se ofende la vida y era la que más importaba, lo da cada uno. No te pertenecen, no forman parte de los errores cuando en ellas me di responsablemente; sólo era el momento para aprender del mundo. Y yo, he aprendido.

Hoy recojo mis ocres cuando el amor perdura sobre el banco, donde sólo de paso fuimos fugaces transeúntes. Sabrás que en algún lugar siempre me dejo un sueño pintado sobre el lienzo del tiempo. La luna ha permanecido esperando la noche, nos hemos mirado y se ha escondido para no ver llorar un alma. Sus rayos han atravesado los montones de pensamientos y la hojarasca se ha levantado con el aire llevándose mis versos; con ella me he despedido del mundo. Llévale una rosa al mar y bésame en su brisa.


alattkeva-09

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