Hay un canto fugitivo
tan suave como el de flauta,
se siente por los caminos
entre los fresnos y hayas.
Corre la brisa en el monte,
lloran las sombras al paso
llevan las flores de brezo
y, apágase un bello ocaso.
En un jardín de los sueños
hay un rosal que florece,
allí posa una avecilla
sobre su rama y se mece.
Es el ave que te quiere
lleva sangre por el pico;
algo le roza en la jaula
hiriéndole su morrillo.
Es la vida donde cuelga
su canto de primavera,
prisionero entre barrotes
los que a su cuerpo lacera.
Ha abandonado su encierro
dejando que escape su alma,
para silbar muy bajito
…por eso llora y te canta.
Y no dejará de hacerlo
hasta que croe la rana,
porque dicen que ella es
el amor de las dos charcas.
En la jaula duerme un ave,
un montoncito de plumas
llevando en su pico sangre
y lo acaricia la luna.
Elisa Lattke
Agost/09
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