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martes, 10 de noviembre de 2009

Tres poemas: *Ya sé...* *Pesadilla* y *Compás de esperas*

Nº 1

Ya sé...

Ya sé que soy un canto interrumpido
de lluvia intermitente por tus cielos;
como soplo divino de algún céfiro
en el aire enhebrando sortilegios.

Ya sé que te conmueven mis pisadas
porque vengo del tiempo de otro tiempo,
a dar besos con todas mis palabras
calmando algún dolor e infiel exceso.

Como brisa enredada en tus cabellos
voy jugando con ellos en mis manos,
despertando en la mente lo que escondo
tras los bosques benditos de mis años.

Es ingrata la vida cuando sufres
la censura impregnada del espanto;
es inútil la lucha entre intenciones
rompiendo la ternura de este encanto.

He venido entre plácido misterio
por dementes caminos que he surcado
a través de los campos donde siembro,
mi dicha de sentirme enamorado.

Alimento a las aves que han volado
almáciga de arcilla en mi cerebro;
y te animo feliz en este canto
¡Conmoviendo al amor donde me quiebro!

Pero te dejo a cambio de bravuras
por mares que vigilan mi momento,
aromas de mis rosas purpuradas
floreciendo en el celo de mi aliento.


Elisa Lattke en: "Don Anselmo"
7-nov-09


Nº-2
Pesadilla

Me deshago del verbo disoluto
que revuelve rebelde ante mi espejo;
reclinatorio de mi alborada mística
mermando mi salud sin un consejo.
Desde una esfera taciturna y fría
ensenada de espada en el silencio,
gravamen de dudosa simetría
lloré sobre las brasas de un lucero…
A sus pies, insegura, yo le pienso
en plenitud desnuda y transparente
aunque ignore lo mucho que le quiero,
alejado de mundo tan ausente.
¡Ay, la espuma de su mar refleja,
rehúye de mi mundo penitente!
Y como sierva del Señor, reclamo,
ser su esclava en el verso inteligente.
Como razón del sinsentido pierdo
mi libertad en pecho donde encierro.

Elisa en:
“El ruiseñor”
07.11.09


Nº-3
En compás de esperas
…Una puerta abrió desnudo misterio…
¡Medio siglo aguardaba en mi venero!
Tiempo de estalactitas consumido
cayeron al impulso de un ‘¡te quiero!’
Sintiendo su dolor como un aviso,
mi propio corazón tañó campana.
Un viento vaticinaba con su ego
dando golpes de ciego una mañana.
Una estrella libaba por mi frente
la succión en la idea adormecida.
Murmuraba un silencio de puntillas
impulsando el latido que dolía.

¡Oh, íntima tarde, crepúsculo vivo
de horizontes ansiados me envolvían;
y descansó mi peregrino tiempo
como el huésped colmado de alegría!
A sus pies me incliné, segura y cierta.
En su mirada franca, no fui esquiva.
Puro mi sentir, no me di vacía
fui nobleza de ansiedad vivida.

Me devolvió de nuevo la distancia,
pletórica el alma y con menos vida.
La salud se mermó por mi osadía
y la espera custodia otra partida.
¿Saqué lección en todo lo pasado
del invierno febril cuando llovía?
¡Acaso, la mejor de un tiempo dado,
fue su amor carmesí sobre mis hombros
dejándome en sus huellas sus otoños!


Elisa Lattke
En: "Don Anselmo"
26.1O.08

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