Es diamante, el soneto que colocas
van pulidos los versos que destacas,
son vértices de luz y no lo opacas
fulgurando su texto ni lo tocas.
Es más: la extracción fósil de rocas
que reluce puliendo en lo que aplacas;
con sus haces brillantes donde sacas
de quien sabe escribir, sin dar bicocas.
Un soneto es un lujo y va lanzado
desprendiendo sus rayos luminosos,
su altura deseada por joyero.
La pieza de valor bien engastada
nunca es tema central de los ociosos,
sí antojo y capricho placentero.
A. Elisa Lattke V.
Ab/10
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Un buen soneto sin antojos ni caprichos placentero.
ResponderEliminarSaludos, desde Sevilla, España.
Gracias Ramón.
ResponderEliminarHe pasado por tu blog, y era tan largo mi comentario que tuve que enviarlo a tu correo. Soy así qué le voy hacer. Pero en persona hablo poco es lo malo. Debe ser que las palabras se concentran en mis dedos sobre el teclado.
Un cordial saludo de una "rana azul".