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viernes, 7 de mayo de 2010

Un tiempo empedernido


No quiero irme todavía
sin tomar mi rumbo a través de tu mirada,
sintiendo la cálida solidez del sentimiento 
dispersado en la bruma de  mis sombras
y, en silencio, con el último regalo que tú esperas...


No quiero defraudar a esta materia mía
vestidura otoñal de los finales,
caminando hojarascas de destierros
oyendo como crujen, otros males.

La memoria se doblega al horizonte
en cada parada, con su humana condición
y nos difumina el oscuro atardecer en llantos;
marchamos en línea recta su trayecto
vestidos de amor y larga vida.
Porque el amor se hace memoria y pertenece al tiempo
y es nuestra paradoja, 
con su inmortal herida en cada encuentro
cuando sabemos que el no muere,
por eso somos suyos y no desconocidos.
...

También sabemos de legendaria fuente
y cómo sólo somos un nombre en los anales,
convertidos todos en débiles parásitos de energía.
Soberbios, inútiles para no saber amar acá. 
¡Mortales! Porque somos de labios en ansiedades dibujados.

Por las calles del alma se nos van vaciando los recuerdos 
porque se  pierden ilusionados en el tiempo.
Por eso somos seres que vinieron 
a mendigar sentimientos para sentirse llenos
y ahora, ¿qué nos llevamos sin el cuerpo?
... Un alma desvestida y rota en los poemas,
desnuda de todos ellos se vuelve sola 
y sin nada de este mundo,
porque hasta el amor que siente 
no le fue correspondido, ni respondió a lo esperado
¡Migajas de la mesa!
Tal como quiso y debe ser, no se llenó de ternura;
y nos vamos despidiendo de todo poco a poco
allí donde nos esperan, para empezar de nuevo.


"¡Oh, esta vez, alma, tampoco lo pudiste conseguir!"


-¡Pero valió el intento. 
Se acumuló, valió la experiencia, 
por eso que preguntas y que deseas saber:
"por qué te quise tan..." -

Nos sabemos sí, de la ternura regalada
con la caricia dada, se hace instante mismo 
con vibración unísona en nuestras almas.
Momentos inefables.
Supimos amanecer llenos de preguntas
que nunca nos hicimos y sí por el dolor,
cambiaron los acentos.
-¡Pero sabemos de la huella que nos dejan! 
Está allí donde palpita tu corazón y el mío.
Amor, nos hemos negado todo lo del cuerpo
porque necesitábamos sólo amor, sólo amor.
¡Para esto también se viene a la vida!
Pero se lo hemos negado por temor a ella misma,
mintiendo a los ocasos,
estamos aún caminando en el verso
y atravesando el aire que nos corta,
cuando aún no se apaga nuestro instante.


-No es modelo a seguir pero es ineludible.

Y no nos sabemos en cada cuerpo herido,
pero lo presentimos, por tormentosos mares
sin lujurias contenidas o atrevidas,
 pero sí nos conocemos 
en la forma de pueril de la inocencia.
-¡Y por qué señalamos por lo mismo que se espera!
...
Henchida va la idea azota en la desgracia.
Lacerando al espíritu con su moral colgada,

la de quita y pon de siempre,
y en su vacío nos pierde por ser de carne y hueso.
Por todo lo que pasa y nos pasa callamos pensamientos
... ¡Nos mentimos!
Somos de la vida víctimas y verdugos sin saberlo
pero también necesidad, con la misma sed que mata.
¡Seguimos señalando el pecado en otros
cuando amamos con la misma química del cuerpo!
¡Somo bien hipócritas!


Somos del mismo barro y  árbol,
bajo la misma fronda cobijados;
y fuente en el camino, el beso y abrazo compartido,
con la mesa puesta y las manos vacías,
con la mirada buscando a la aves que vuelan lontananzas.
El sacrificio de no ser siendo, nos valen prorrogables.


Somos un brindis al amor por cada frente
con los dedos solidarios apretando la copa.
Deseando que se rompa en nuestras manos
para morirnos siempre desangrados .

Pero hoy te debo decir por este instante vivo
que mata la curiosidad de saber, si me has querido
porque se muere sin ti, 
cuando se respira en el aire que no nos basta,
teniendo sed al lado de este río de palabras que no sacian.
¿Y qué hago con el tiempo empedernido 
que sigue buscando lo que no fue,
con todo lo absurdo que se escapa 
y se estruja entre las manos?


La arena que piso se hace movediza.

Elisa en: “Don Anselmo”
ab/09

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