Si nos diéramos dos, tiempo preciso,
cuando al alba se inicia con sus luces
y a través de brumas lo trasluces,
el camino que lleva al Paraíso.
Si diéramos amor, su compromiso
con el rigor del tiempo en que tropieces,
en brasas del rescoldo donde empieces
serías la flor del magma insumiso.
Me abruma la certeza del saber
si renaces de Luz a otra del mundo,
y se olvida el manual que da las formas.
...
Ánima mía, sabes del deber
en lo mucho que entiendes mi segundo:
Soy barro para el horno y me transformas.
Elisa
Pues soy barro del horno y lo transformas.
ResponderEliminarQuerida ranita azul. El barro es moldeable siempre y cuando esté blando, pero una vez es cocido, si se pretende volver a darle otra forma, éste se rompería. Es por lo cual debemos de modelarnos miestras no estamos cocidos.
Un besiño ranita. Pasaré por la charca otra vez. Cada vez que paso, me voy muy serena después de nadar y recapacitar.
Mi querida Meiga, gracias por acompañarme y hacerme tu visita.
ResponderEliminarSomos del barro del mundo y por eso, sabiéndolo, se transforma transformándonos, no porque esté cocido en términos del mundo cuando se es arcilla modelada en vivo (fresca, modelable o maleable) para convertirse en tosca o bella vasija de barro decorada según el uso que se le dé, pero el fin del mismo está en nuestro Hortelano o Hacedor, es el que debemos asumir con humildad cada uno de sus 'trastos' y de sus manos por separado, siendo en la masa un Todo; y como materia de lo mismo en barro que se cuece en este lugar de la vida, siendo igualmente frágil, pero antes también en ese proceso se fue de otra Luz ígnea y del 'magma' de nuestro infinito principio de energía.
Matizaré la idea en el poema para que sea más clara. Gracias ;-)
Un beso. Elisa