Yo...

Quieres ser de tanto que no eres
pero se empeña el Amor en descubrirnos
cuando la vida ha recorrido la quietud
en el desencanto de no haber sido,
mas que un leve copo de nieve sobre el agua.


¡Oh, costumbre intangible y oscura de este sueño del yo, bosque espeso de palabras que se extienden al norte, siempre al norte!
Frágil apariencia de ensoñación
y existencia de otra que lo fue en el estanque reflejada;
crepúsculo de recuerdos, 
estallido de sentimientos.
Versos que hablaban a sus árboles centenarios,
a sus cumbres nevadas, campos floridos y valles
y a su persistente llover de lágrimas
¡Y eras de rocío en mis ojos!


Ondea la luz sobre el albor de una mirada 
y se desploma el equilibrio buscando la armonía.
Una conoce este ritmo en la trémula idea del desafío
traspasando la dura corteza de otra savia.
No calla el corazón del bosque,

no permanecen mudos sus latidos. 

Se llenaran de viento mis fuertes ramas 
bajo la mirada curvada de una luna.
...
Estas son las claves de mi lugar por el mundo
con sus duendes y torrentes de agua,
morada y poesía en la húmeda transformación de un beso.


Ondea al viento la palabra y se desangran las sombras,
sopla la vida sobre el follaje y se desprende la lluvia,
clama al silencio descubriendo a la luna en el agua
con la apariencia oscilante de servidumbre a la tierra,
su morada. 



Elisa