----SEGUIDORES, FAMILIA, AMIGOS...
Merecéis una rosa especial
(http://www.ecured.cu/index.php/Rosa_Osiria)
Mi edad es la de aprender de ese punto donde se revierten los supuestos,
donde se integran los afectos y el tiempo no se derrocha;
donde el calor humano es fusión compartida
en un fin verdadero y hermoso,
necesario al mundo en que nos igualamos
por los mismo deseos,
las mismas limitaciones,
la alegría y el dolor;
donde se aprende de todos
y a la vez conseguimos un tiempo para nosotros
sin bostezo... Con agrado.
Esta estación, amigos,
me detiene en la reserva de las horas
y ellas consiguen su mérito señalado;
es el contacto fiel con vosotros
en un encuentro de tertulia placentera.
Esta realidad no es fría, sino, cálida;
y la mujer o el hombre
juzga su tiempo de otra manera
sin arropar demasiado las palabras...
Porque desnudándose,
ellas son esa tarjeta de presentación
que nos hace confiables.
Supongo que una es como esas bahías
donde el mar se cuela y la gaviotas
consiguen hacerse con los recovecos de sus rocas
anidando sin preocupaciones.
Hoy sólo quiero dejar al cielo que juzga
la tarde cuando la lejanía se lleva la luz...
Y, allá tras los montes,
siempre hay silencios ocupándose de limpiarse alguna lágrima
y ruido de un corazón que se acelera.
A. Australia Elisa Lattke Valencia
Jo, ¡qué rosa...! Solo equiparable a semejante poema ranita...
ResponderEliminarBesos
y qué emoción saber que has pasado por aquí, mi querido Miguel.
ResponderEliminarLas rosas no sólo se marchitan es que el invierno no perdona la textura frágil de sus pétalos.
Un bs. ¡Gracias, amigo!