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jueves, 6 de diciembre de 2012

Sin acoplada diafonía

I
La verdad tiene voz y tiempo
y la quiero a mi lado,
pues no estando equivocada
me hace feliz su abrazo;
me siento segura florecer en cada corazón que se siente.
Pero no hiriéndome una voz con su sonido,
que se hizo bronco y desesperante por mis sueños.
Despectivo y confuso, frenó un latido
y opté por servir a mis silencios,
invernando en mi interior.

II

En nosotros, los míseros imitadores de los poetas,
es profusa la necesidad de ser del verbo.
Lo único que nos hace parecidos...
Y como parias ante los consagrados,
es el duende propio el que domina nuestra inspiración.
He aquí, que no necesito censuras para cabalgar renglones,
porque es del alma este panfleto de mi espíritu
y libro interior abierto de todos mis poemas.
Puede que a nadie le guste este mote de "rana azul"
pero, es este mi estilo, es lo que conozco
en la pugna del viento con el mar;
considerándome un punto en el ocaso.
Hasta ahora nadie puede señalarme
o, decir,  qué me llevo de otros,
¡cuando sé de los rojos del cenit
echados por mis hombros!

III

Sí. Se habita en infinidad de palabras de luz,
eres del verso fácil e irrepetible.
Mas no llevas careta ni nada encima,
porque te enseñas tal como eres
y ves tu escasa y miserable obra, perdida,
míseros arranques sin llegar a ninguna meta...
Mudos y desérticos sueños iluminados de nadas.
Puede, que este ser confuso por momentos,
reniegue de escribir como lo hace
pero no puedo doblegarme ante el desencanto diario
y dejar solitario el hado que me dieron,
aunque sé que son más las cosas que me habitan.
Puedo ser yo la culpable, la que provoque tristeza o desprecio,
-es que ya no importa nada yendo sola en un vendaval de dudas-,
Pero me da mucha más risa la soberbia ajena,
si olvida, que no dependemos de nosotros
y sí de lo que nos tiene a todos.

IV
... Aprendí demasiado de la insaciable norma,
del asco de unos pocos y del desprecio de otros en mis inicios,
de las críticas insalvables por mi rebeldía.
Aprendí del a provocación. Creían que plagiaba.
Me fijé bien en la índole del que me mentía o temía,
porque es éso lo que pasa, se teme que arrebatemos el centro
y optas por orillarte en la corriente, sortear las piedras. Serenarse.
Hacer de mis poemas mi remanso, mi paz y aliento.
Escribí para mí. Y me doy más de que lo que recibo. Incluso de los míos.
Maldije el momento, por creerse una "terapia tranquilizante de la edad".
-lo interpreto así-
Pero, sin escribir diatribas sobre muros ajenos, porque respeto a quien conduce
y nunca estaré en contra de los que saben: mis maestros.
Nadie sobra en esto de las Letras y, escribidores y escribientes
saben del oculto soborno de la envidia,
tanto, como de la malicia oportunista;
por el ataque del que se sabe exitoso y bien cubierto.
La mediocridad es también un lujo lleno de ilusión.
Nadie sobra o teme ser pisoteado yendo con su hoja e vida,
o ser también parte del hormiguero.
Sé alecciona para no llevar hojas de cicuta donde no se desea.
Conozco mi oficio de granjera, fui hija de campesinos
y sé, que son más las aves que comerían de mis manos,
por conocer la calidad del grano honesto de mi silo.


Elisa en: "Salambó"
*No pesa la mochila del sembrador, sólo pesa repetir el tiempo si no germinan sus semillas.*
(Salambó- Año de Esperanzas.

1 comentario:

  1. nosotros solo somos continuación de la voz de la POESIA, solo somos sus instrumentos,
    generación tras generación de escribidores de versos,reciclamos y reutilizamos formas y emociones que se nos anidan
    cada quien a su propia existencia le da el matiz original
    pero ni tú ni yo ni otros es menor a los que ya fueron, somos simplemente otros, distintos, y únicos intentando enamorar a la musa siempre esquiva

    besitos

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