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sábado, 6 de julio de 2013

ALMA DE ESPERA




Sab Sep 11, 2010 2:41


Con algunas palabras prestadas, recordando algún estilo del que me quedaba prendada, cuando escuchaba de niña a uno de mis hermano recitar a León de Greiff Haeusler (1895-1976), poeta colombiano. Sentía cómo estallaban en mis oídos unas cuantos sonidos que me impactaban por la tonalidad fonética, más que por su significado, que por entonces de niña no entendía, pero se quedaron en mis recuerdos.
Luego, cuando en un noviembre del 2001 pudimos abrazarnos los hermanos, antes del  fallecimiento de mi madre (2007) y el de este hermano...(2004), volveríamos a recordar esos tiempos de su adolescencia y los míos de la niñez, expresándose con marcado acento bogotano y soltando de vez en cuando algunas de estas palabras, acompañas de su alegría de vernos, y con un tono muy expresivo algunas palabras propias de la poesía de Greiff; lo mismo algunos versos sueltos mientras hablábamos y reíamos. Fue en esos momentos que pudimos ser nosotros mismos al lado de nuestra madre. Ella era la protagonista por habernos enseñado a leer y a preocuparnos por los autores colombianos.
Me inspiré en esos recuerdos para recordar a mi querido "Tusa" -como lo llamaba en mi niñez. El era mi hermano menor: Guido León Lattke Valencia, era de una alegría natural a pesar de tener un cáncer terminal de próstata. Se sabía sentenciado en su salud y el tiempo corría al contrario para él, por eso estábamos allí.
Me decía: "Mi vida es sólo un cúmulo de tristes momentos lleno de errores, donde se pasan muy buenos ratos, pero hay que volver a vivir, hermanita y sé que mi diosito me dará otra vida y comprenderé lo que no quise escuchar ni saber, para aprender a llevarlo mejor; lo malo es que nos caen otros momentos malos en cualquier nueva vida que nos den y de esos ya no salimos, si no es para 'el barrio de los acostados'. Nadie se libra y pienso que Dios es un bromista y todo lo del mundo lo experimenta en pellejo ajeno, por eso nos trae al mundo".
 (q. en p.d.)

        

Con el poeta  León de Greiff Haeusler y utilizando su estilo, le pido perdón al poeta y manoseo con mi estilo propio sus palabras;

Alma de espera:

Se han calcinado las rosas
en el jardín de zarabandas,
y por las estróficas sorderas
apaga un fanal crisopacios anhelos.
(alattkeva)
...
Bullente mi mar me contempla con su sino,
y por su crepúsculo de un tiempo partido,
aflora incandescente el reflejo de los días.

¡Seguid, seguid!
-Insta "el astro rey" a la Vida
y ella palpita en una estrella vaga.

Me dice un alma que espera,
que hay que llegar entre nieblas,
lodos, brumas y cansancios, que de paso,
recoge su lujuria en las violetas
florecidas y por los prados,
van creciendo en los sembrados.

-¡Seguid, Almas!
Que os quiero por bucólicas praderas
por los gualdas de mis tardes adornando mis trigales,
desherbando por los campos las urticantes ortigas
llevadas por el viento y amigas de las hormigas,
portando su ácido fórmico atacando a los pulgones;
dan picazón de miserias enredándose entre hierbas
y los curiosos que pasan, las rascan por sus calzones.

Este tiempo se nos mete entre el hueso y la nostalgia
destiñendo mis cabellos en ebrias canas de plata;
Tampoco el se ha perdido, ni en su forma por abstrusos,
pues va ligando sus versos en aventura de asombros
y, en lomos de mis ideas, con cantinelas de absurdos.

-¡Seguid, almas!
Cae de todo, cae lento, cae sin aliento
-¡Ah, que no se nos caiga el talento!-
Y, de la imaginación despierta algún loco pensamiento.
Sí, loco, loco, loco el sentimiento, me va dando bofetones...
-¡Eh, mujer, despierta de una vez carajo, que te hace falta
el mito, del verbo absorto que te enderece la espalda!

Calcínase una rosa, novia de la mañanas
para surgir a la vida dando alma en lo que esconde.

-¡Blanca se queda la luna, blanca, blanca, blanca!-
La ha caído una avalancha de palabras,
palabras que no comprende
y no puede sostenerse,
ya no para de reír y no la espanta quién habla,
recogiendo las palabras, se le trabaron las zancas;
porque sabe y conoce lo que una rana entretiene,
¡Y también un corazón cuando palpita y nos falta!
Elisa en su: "Ranita Azul"
2010
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Las ranas saben, los hombres piensan, el aire lleva, los sueños quedan; mas un silencio todo lo encierra. (Elisa Lattke-09)

1 comentario:

  1. Maravillosea el lenguaje en sus versos mi madre y siempre le llega tarde el esquivo punto y final. Y entretiene al más burlón de las palabras, que sin leer a Greiff dice que estas le espantan. Bien remeda al poeta, desde su A hasta su Z. Es que el estilo de mi madre no lo mejora miembro academico ninguno, ni antes de la cena ni después del desayuno.

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