No se puede a los sueños cautivar
descubriendo sus párpados cerrados
ni mis noches, pupilas de mis dudas,
su temor de sentirlos acabados.
La mudez, sinrazón que siempre teme
comprender a sus cielos interiores,
donde duerme el destierro y se sorprende
de vivir del recuerdo y sus ardores.
Porque es más de lo mismo
tallado por las pieles,
con el canto de los tiempos que no fueron;
su naufragio es eterno de pesar incauto,
y se va de las manos detrás de su esperanza.
No comprendes los diáfanos ocasos
ni conciben medirse en la distancia,
el aroma de amor que se desprende
de los tristes rosales sin fragancia.
Pero mides contornos por el verso,
desparramas sus huellas en los surcos
y cautivas engendros de palabras
flagelando las penas con disgustos.
A. Elisa L. V.
descubriendo sus párpados cerrados
ni mis noches, pupilas de mis dudas,
su temor de sentirlos acabados.
La mudez, sinrazón que siempre teme
comprender a sus cielos interiores,
donde duerme el destierro y se sorprende
de vivir del recuerdo y sus ardores.
Porque es más de lo mismo
tallado por las pieles,
con el canto de los tiempos que no fueron;
su naufragio es eterno de pesar incauto,
y se va de las manos detrás de su esperanza.
No comprendes los diáfanos ocasos
ni conciben medirse en la distancia,
el aroma de amor que se desprende
de los tristes rosales sin fragancia.
Pero mides contornos por el verso,
desparramas sus huellas en los surcos
y cautivas engendros de palabras
flagelando las penas con disgustos.
A. Elisa L. V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu visita.
Cualquier comentario que hagas aquí, se valora y ayuda a mejorar el contenido del blog, sobre todo al buen uso de la Lengua.
Puedes escribir a mi correo personal: auslava@yahoo.es