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viernes, 22 de agosto de 2014

Dos sonetos ante ella...

 Foto: alattkeva

No se quiere morir en la constancia
que separa el amor de tanto abrazo,
sin perderse su aliento en el regazo
y mirar al cenit a la distancia.
No se puede marchar sin hospedaje
de la mano tendida en la acogida,
y tampoco volverse arrepentida
con el sol a la espalda sin blindaje 
A la vida la damos cuanto quieres,
aposento de besos placenteros
conociendo a la muerte en dentellada,
Porque, siendo sayal hecho de esmero,
sólo vives de amor hasta que mueres
como espiga al viento ya quebrada. 

...
Con la edad no se miente si nos falla
algún sueño de amor que se despierta,
ni tampoco hay dolor en su batalla
si se ríe a lo amado estando alerta.
Descubrir que reímos nunca falla
el latir con anhelo en la cubierta
de su barca del cuerpo si inexperta
necesita acudir a su almozalla.
La oración hace al cuerpo con los ritos
exigente en su lecho si ha pecado
y es consuelo al recuerdo sin la queja. 
Ah, si es triste volver sin su valija 
de su tiempo desnudo y desolado, 
entendiendo la vida en lo que deja.


alattkeva

1 comentario:

  1. Después de leer tus versos yo diría que son "dos sonetos a la vida".
    Un abrazo y feliz tarde querida Elisa.

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