A ti...

 

Agotados todas las estaciones después de muchas felices primaveras, nos queda el influjo silencioso de los astros.

Será por esa primigenia necesidad
de ser solidarios,
que el buen corazón humano
se hace árbol y tronco cuando ama.
Y, bajo su fronda,
nos tiende sus brazos ramas
donde el amor anida.
Será...
Que ciertos corazones
son como ese gran árbol de Vida,
y permanece con sus manos abiertas
y tendidas;
donde se posan los sueños de las aves
y en el cuenco de esperanzas, alimento.

Y será..., que no abusando del amor,
se siente segura la sonrisa de la brisa
envuelta en la paz de su acogida.
Y conociéndose, nos la brinda;
para calmar la sed en sus manos.
Las aves lo saben, no las temen.

Por eso, a ti, corazón que me conoces,
que sabes de mis vuelos y mis alas,
te pienso con el alma, agradecida;
y siendo yo de vuelos frágiles
me elevo en mis palabras de suspiros
y cruzan los remontes de montañas.
...
La avecilla en su vuelo, quedó fortalecida.

alattkeva