Cuando miro quién soy no me comparo
pues puedo imaginarme en mi presente,
dando vuelta a lo que soy, no es prudente
si termino al final en desamparo.
Soy una barca en temporal, sin faro;
y no hay suerte o fortuna que me aliente,
valor material, azar o aliciente
que me salve del mar, lo tengo claro.
Me comprendo muy bien y a Dios le ruego;
y poco caso hago, le desafío,
si quiere valorar algo salvable…
¡Todo un mundo interior, por mi despego!
El mar sabe de mí porque confío
aunque sea mi muerte inevitable.
. ____Elisa. 1/10_____
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