Un macizo de margaritas en el rincón de un jardín. Un momento en el tiempo para ser sorprendida por un jovencísimo hijo. El marco perfecto para él.
La luz, el lugar, la tarde, una mirada al futuro a través de sus ojos azules, los suyos tan intensos y los míos tan de la luz y mis estados de ánimo. Y, este mismo de mi ahora que ya no es, y ni será cuando lo he pronunciado, desde el mismo momento en que le miro.
Mi propia imagen sabía de mí y de este instante retrospectivo.
Tiempo que se ha ido del presente,
... capturado por el objetivo de unos inquietos ojos.
Cámara y fotógrafo novato pero hoy muy bueno. Allí se quedó.
...
El tiempo no es ni será el mismo, como el de mi hoy.
¡Y soy ella con sus margaritas y 55 años, ellas y yo florecíamos...!
No fui hacia adelante. Me creí que me iba de la mano del mismo tiempo y sí, pero no de la forma que podemos creer cuando no se puede alcanzar. El siguió su camino, me fue dejando, se fue yendo..., siguió, siguió caminando… caminando… ¡Y sigue dejándome, dejándome, dejándonos a todos poco a poco, pero a todos!
El y yo, pero en mis manos se quedó su regalo, fue Dios generoso: La vida que surgió y va surgiendo también a través de la mía.
Allí quedó uno de tantos momento al lado del muro del jardín, que rodeaba aquella casa del s. XVIIII; su misteriosos ruidos, las bellas margaritas que crecían floreciendo por aquel verano, el perro, la gata y la tortuga y ellas, protegiéndose del tórrido sol pegadas a su muro por aquél verano.
Elisa
La luz, el lugar, la tarde, una mirada al futuro a través de sus ojos azules, los suyos tan intensos y los míos tan de la luz y mis estados de ánimo. Y, este mismo de mi ahora que ya no es, y ni será cuando lo he pronunciado, desde el mismo momento en que le miro.
Mi propia imagen sabía de mí y de este instante retrospectivo.
Tiempo que se ha ido del presente,
... capturado por el objetivo de unos inquietos ojos.
Cámara y fotógrafo novato pero hoy muy bueno. Allí se quedó.
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El tiempo no es ni será el mismo, como el de mi hoy.
¡Y soy ella con sus margaritas y 55 años, ellas y yo florecíamos...!
No fui hacia adelante. Me creí que me iba de la mano del mismo tiempo y sí, pero no de la forma que podemos creer cuando no se puede alcanzar. El siguió su camino, me fue dejando, se fue yendo..., siguió, siguió caminando… caminando… ¡Y sigue dejándome, dejándome, dejándonos a todos poco a poco, pero a todos!
El y yo, pero en mis manos se quedó su regalo, fue Dios generoso: La vida que surgió y va surgiendo también a través de la mía.
Allí quedó uno de tantos momento al lado del muro del jardín, que rodeaba aquella casa del s. XVIIII; su misteriosos ruidos, las bellas margaritas que crecían floreciendo por aquel verano, el perro, la gata y la tortuga y ellas, protegiéndose del tórrido sol pegadas a su muro por aquél verano.
Elisa
Mis dos nietos: Vilhelm y Miriam
(Madrid/07)
Vilhelm y Gloria-02
Francisco (Costa Rica-09)
Felipe-08
Esneda y su sobrino-09
Mi esposo con sus nietos (Ver/2007)
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