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miércoles, 3 de noviembre de 2010

¡Gracias, Vida!

Desde la inmensidad de lo eterno, desde el vulgar tiempo de mi nada, desde este infinito retorno por la incansable realidad que nos separa, sigo viva. Viva para sentirte y viva para amarte. Así lo siento y lo deseo, y me repito en mi búsqueda, hasta alcanzar la perfección de mi proyecto, mi sueño a merced de la idea, porque estoy en el aro de luz, en el anillo de una esfera; desde donde mis ojos te ven, llamándote todos mis sentidos. Porque mientras permanezca, seré; mientras estés, me sentirás y si muero, seré tu estrella para guiarte y seré la sombra para favorecer la luz, tu vida... Sólo así sabrás que si percibes el aroma de mi esencia, vine para amarte.

Desde esta única realidad que juega con mi tiempo donde me descuelgo sobre mis vacíos, llenándome de ti;  donde oscila el Ser, El Único, al que no se teme cuando se le conoce y se le lleva dentro, en cada célula que se alimenta de lo que soy para sentirle en la plenitud de su gracia y viva. Donde todo es posible y tangible en con su perfecta naturaleza por el más sublime sentimiento dado, que nos intuye, sabe y conoce lo que es y será siempre. El que roza el espacio que nos vence, estremeciéndonos. El que nos toca con el fuego de la vida para el dolor de nacer y envejecer y morir, para buscarnos de nuevo... Siempre en la ansiedad para el deseo: El que se sujeta a la existencia de un todo. Y es bueno para sentirnos sus hijos en la tierra, cieno de su modelaje eterno, vasija de contenidos, material de incansable vuelta, labor interminable de su cosmos, donde la luz sabe de sus sombras y de la materia inerte o viva, proyecta, nuestro sueño. ¡Y cuántas son las cosas en las que creemos sin un "sí" y sin añadir un 'pero', pero le seguimos siendo fieles a las razones que nos ha dado, para sentirle nuestro y verdadero, siendo de su carne lacerada para que Él nos sienta en el placer de lo creado como obra, agradecidos.


Bendito al que supo medir su tiempo, dando sin esperar nada; o saber del mismo, construyendo su fuente de ingresos espirituales y, mantenerse con el fuego de su corazón; pidiendo a tiempo perdón, porque sabrá irse reconciliado con el mundo, reconociendo lo que supo dar a tiempo para recibir sin quejarse, aunque sólo fuese el prodigar el mejor sentimiento de amor, como si se tratase de la única hogaza de pan que le queda en su mochila, su único alimento para el largo camino, junto a una jícara de agua para sentirse satisfecho. Su tesoro más preciado para este mundo de tránsito. 
... 
Hoy he visto que mi lámpara interior se iluminaba de nuevo, caminando por una senda de un bosque. Hoy, el espejo del agua me ofrecía una imagen rizada por la brisa en la densidad de las aguas, inquietándome; ellas también ´caminaban´, ¡me llevaban dentro hasta su fondo todas mis ideas! Quería morir con ellas. Quise dejarme caer y así ser llevada, que dispusieron de mi alma y de mi sombra y del resto de mí ser, perdiéndome entre remolinos y murmullos de plegarias y oraciones. Pero bastó un débil rayo de sol que iluminaba un pequegno espacio de su fondo, para ver tu sonrisa reflejada. Me sentí fluído eterno a punto de evaporarme en un sólo pensamiento de Amor... ¡Eras tú, siempre tú desde la Eternidad persiguiéndome para fundirse en mí y ser una sola, me iluminabas!

 
Seguí por el camino y allí, más adelante, donde estaba sentada la única idea que me atrae y que siento mía, al lado de pinturas rupestres, sentí ese influjo telúrico, ese imán que se resiste a la marcha del lugar que habita, porque aún necesita de sus besos y abrazos, ¡pero no estabas tangible! Entonces, no pude evitar sentirme de nuevo triste y me devolví llorosa por la senda, andando despacio, queriendo no alcanzar a los que caminaban por delante de mí y me abracé a un árbol llorando, sintiendo el palpitar de su corazón verde y escribí de nuevo tu nombre como tantas veces, por no gritarlo con todas mis fuerzas allí a su amparo y protegida...

 Era lo único realmente vivo y cercano que sabía de mis pensamientos, que me conocía desde siempre, desde todos los tiempos, que podía ofrecerme fortaleza para seguir adelante y ofrecértela a ti. Sí, a ti amada mía a quién más falta hace! 

Hoy, que no me tengo en la emoción de sentir otros dolores,  he sentido que la vida es más breve que pronunciar millones de veces ´¡cuánto te quiero!´ Porque en su fragilidad acaban  otros con lo mejor que tenemos. ¡Y, lo más triste de todo, es que no podemos hacer nada cuando estaba así escrito!
O ver, que cuando sollozo, todas las hojas se desprenden de los árboles, ¡pero no pasa nada! Nunca pasa nada porque ellas salen cada nueva primavera, renovándose; sin embargo el amor en este lado del Universo no confluye tan fácilmente en su Estación de siempre. lo se da una vez cada cientos de agnos para que ´brote´de igual forma en dos almas gemelas. ¡Hoy he sentido a dos viejos robles lamentarse! 

Y la senda por la que caminaba se había llenado de colores de otogno. Éramos tan parecidas, que los últimos rayos del sol quisieron abrigarnos entre ellos y fuimos de su luz . Antes de que eso ocurriera sabía que tu  sonrisa y la mía, saborean sus propios pensamientos cuando se besan. El hechizo dio paso a mi sollozo. Estaba despierta y aún deseaba volver a encontrarte en cada vuelta. 


¡Gracias, Vida!

Elisa en: D. Anselmo.
Solleftea/09

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