No soy yo la que se asoma
es el tiempo que me lleva,
y en sus aires te descubro
por caminos y veredas.
Empujada por sus redes
despabila tu conciencia,
sin los humos que dejaron
recogida tu paciencia.
No soy yo la que te habla
es la vida la que opina,
de este tiempo bien mezquino
disparando por si atina.
Ella sabe como dar
justo a tiempo sobre diana,
cuando ajusta su consejo
y lo lanza a tu ventana.
Algo dicen quienes vienen,
algo cuentan los que van,
pero siempre son murmullos
por si acaso falta pan...
Y ese pan nos dice mucho
de lo tanto que no hay
pero tú, con tu abrelatas...
¡y sardinas, ¡que caray!
Sólo sé lo que presiento
del que sabe su maldad,
se coherente en las razones
que no cuentan la verdad.
Y el consejo me lo dieron
los romeros de un portal,
que conocen cuando lloras
y se callan todo mal.
Ranita
es el tiempo que me lleva,
y en sus aires te descubro
por caminos y veredas.
Empujada por sus redes
despabila tu conciencia,
sin los humos que dejaron
recogida tu paciencia.
No soy yo la que te habla
es la vida la que opina,
de este tiempo bien mezquino
disparando por si atina.
Ella sabe como dar
justo a tiempo sobre diana,
cuando ajusta su consejo
y lo lanza a tu ventana.
Algo dicen quienes vienen,
algo cuentan los que van,
pero siempre son murmullos
por si acaso falta pan...
Y ese pan nos dice mucho
de lo tanto que no hay
pero tú, con tu abrelatas...
¡y sardinas, ¡que caray!
Sólo sé lo que presiento
del que sabe su maldad,
se coherente en las razones
que no cuentan la verdad.
Y el consejo me lo dieron
los romeros de un portal,
que conocen cuando lloras
y se callan todo mal.
Ranita
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