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martes, 27 de septiembre de 2011

Vanidades

Tengo la sensación
de arrogarme intenciones
como un lujo prohibido.
Quizá no sea así...
Se lo pregunto a mis manos
y a mis ojos
para liberarme de temores;
no sea que esté equivocada
con las incertidumbres disparatadas
de estos atardeceres
que no terminan de ser sombras.

Todo llegará...,
me digo con benevolencia
y, mirándome tal como soy en el espejo,
río a ésa que impertérrita mira y no me sorprende...
...¡Serás más tonta que yo, 
pero las dos, pensábamos lo mismo! 

Entonces, noto como sonríe al recuerdo
en el cristal azogado.
La sensación me descubre coqueteando con el tiempo
y se cubre de rubor intencionado.

Hay tardes aún demasiado largas para sonreír
sin pasar por alto,
lo que ahora lee mi alma de su tiempo.


Elisa



1 comentario:

  1. En esa sensación las vanidades suelen posar fácilmente... Pero el tiempo siempre las despierta si no lo hacemos nosotros mismos. Bello tu poema Ranita. Un abrazo.

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