Si podemos ser demasiado débiles
para llorarle al sol o las estrellas
intuyendo un Cosmos inalcanzable,
es que aún nos creemos menos ante ellas.
Comprendo a tantos versos de la noche
pensando su ecuación con gran esmero,
por creerme su universo pordiosero
imaginando cita a medianoche.
Habrá que hacer la ruta de trasnoche
llevando lo mejor de cada apero;
por darle a este mundo lisonjero
un poema que valga algún derroche.
Seré gata saltando a los tejados,
paloma despistada en la ventana
o grillo violinista de algún sueño.
Algo ofreceré a la luz de alboreados
amaneceres de amor, como baquiana;
sin dejar de buscar un loco empeño.
¡Ay de mi quitasueño
hostigando poemas de alborada
y durmiendo con ellos en mi almohada.
Elisa
para llorarle al sol o las estrellas
intuyendo un Cosmos inalcanzable,
es que aún nos creemos menos ante ellas.
Comprendo a tantos versos de la noche
pensando su ecuación con gran esmero,
por creerme su universo pordiosero
imaginando cita a medianoche.
Habrá que hacer la ruta de trasnoche
llevando lo mejor de cada apero;
por darle a este mundo lisonjero
un poema que valga algún derroche.
Seré gata saltando a los tejados,
paloma despistada en la ventana
o grillo violinista de algún sueño.
Algo ofreceré a la luz de alboreados
amaneceres de amor, como baquiana;
sin dejar de buscar un loco empeño.
¡Ay de mi quitasueño
hostigando poemas de alborada
y durmiendo con ellos en mi almohada.
Elisa
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