Por las altas montañas

Por las altas montañas, quién me piense,
enmudece en la bruma mi palabra;
y en el río de sangre entristecido
necesita soñar en el retorno,
y volver a su mar que se ha tenido.
...
Por no saber aún de tanta carga
porque ignora lo mucho que se lleva
soportando la cruz de las edades
o las nieves del tiempo y su dilema.
Explicar de esos hielos que acumula
un ocaso anunciado en rectoría,      
con cansino pensar sobre las sienes
y encorvada cerviz que lo advertía.

De los bosques sin hojas y su savia
escondida bien dentro en sus raíces,
observando surgir la primavera
dando brotes de amor a sus matices.
Nada ocurre sin verse cómo llega
por heladas alturas del paisaje
envolviendo al cenit en bellos tonos
a la espera de noches sin blindaje.

¡Ah, son tristes los hielos y la nieve
sin calor de arreboles como encaje
donde el sol no ilumina las ausencias
y no hay risa viajera en equipaje!
¡Ah, y cómo explicarte qué se siente
por invierno en mis sienes de la entrega,
por los cuerpos que van envejeciendo
y las altas montañas no me esperan!

alv