He aprendido...

Foto: alattkeva


He aprendido...,
a dejar mis tréboles guardados
en medio de los sueños de mis páginas.
...
Unas páginas ajadas por los años
llenas de notas al margen,
hojas que aún conservan los taninos de mis ansias,
las que han curtido la piel de mi vida
sin importarme para nada el resultado negativo,
ni el juego de la vanidad en medio de tantas luces encendidas.
¿Para qué?...-me pregunto en el cansancio, porque lo tengo-,
aunque guarde sus secretos o esconda sus verdades
que, como todo lo del mundo sabe que de nada sirven evidencias,
si la flecha que persigue su diana, no se tuerce a favor de cada camino.

He aprendido a asumir mi vida sin lucha,
aunque no me satisface todo lo perdido. Lo asumo.
Para quien piensa y pensó que me enrollaba,
porque me he acostumbrado a recibir opiniones insanas
de forma injusta y propias de la ligereza insensata.

Tampoco la petulancia me engrandece;
porque no colaboro en la lucha baldía- ya lo hice-,
a pesar de estar la jaula abierta,
y el ave que la ocupa, se contente feliz con sus alas tullidas,
pero éso sí, elogiadas por la hipocresía del individualismo cómodo,
de quien sí sabe que sí saben moverse,
ingeniosas, vivas y capaces...¡Sin ambiciones!
Es mejor que sirvan a su honesta causa
y no a la parte enfermiza, contradictoria y egoísta,
por el temor a quedarse la jaula vacía
y saber para qué servían, esos apéndices volanderos.

Sí, he aprendido... a no servir al acoso de mis sueños
y sí a las necesidades que dejaron al ave
con la jaula abierta y pudo disfrutar de cuatro vuelos.
Los de aquéllos que deseaban estar fuera de la jaula.

 alattkeva