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miércoles, 15 de febrero de 2017

Las tardes que contemplo

Imagen regalo (Twitter)

No temes respirar del aire que rodea,
pero sí inquieta seguir con el amor a cuestas.
Tanto, como la vida se hizo cuerpo de hombre, 
hijos e hijas. Descendencia.
Y, acaso, la soledad del agua llora ausencias
por ser raíz, lo mismo en que se fragua,
porque el tiempo se ha esfumado.

Por eso mismo se ignoran signos y señales,
se niega la verdad a quien la cuenta
y, a solas, temes a la flor y al ave,
incluso a la propia sangre
por ser partícula cósmica, constelada;
Te desmayas por dentro. Deseas morir,
no cometer un error, sentir miedo.
Acaso cuesta creer que somos para Dios
un puñado de barro entre sus manos.

¡Ay, sí que cuestan los momentos idos!
Pero estos otros, los de la experiencia
en los del mundo,
"¡más me valga!"
Pero nunca lo que se deja por el será perfecto,
porque se aprende a saber quién se ha equivocado.
Por favor, alma mía, ¡respira!

Australia Elisa Lattke Valencia

2 comentarios:

  1. Letras profundas para releer despacio.
    Un abrazo.

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  2. Rafael. Gracias infinitas por tu visita.
    Seguro que yo también vuelvo a leer y contemplo esas tardes con sus escarchas sobre mi ramaje, porque aún están en su tronco vivo dentro de mí. Como los nidos vacíos... porque volaron sus aves.

    Me obligo a venir por mejorar cosas, leer de nuevo lo que subo. Es una labor seria la escritura y operar con un móvil es fácil teclear cosas incorrectas y de paso, reparo errores.

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