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martes, 28 de noviembre de 2017

¿Sabes? (Un poema de papelera)

(alattkeva)

¿Sabes?
¿Lo sabes? ¡No voy a cambiar!
...
Propongo llenar un cuenco de dicha indefinida.
Improvisar en un recipiente las dosis que haga falta.
Hasta la sobredosis si es necesario.
Con su antídoto.
Porque ser la flor de un verbo interminable,
no cabe en un... ''¡Ooom!''.
Nuestro universo entero
va más allá de las estrellas.
No puede ser un mantra en un 'te quiero'.

Me gustaría pensar como tú...
Ser y no ser a la altura de una hechura invisible,
doblegando el tiempo a mi cintura,
envolviéndolo a mi capricho,
mintiéndome a mí misma
por ponerme zapatos con reflejos.
¿Lo sabes?...¡No voy a cambiar!

Alargaré las manos
y cogeré estrellas del cielo,
para ofrecértelas en el cuenco de las olas.
No sería extraño, que iluminaran
el misterio que se esconde en tus adentros.
No sé tampoco, cómo tomarme mis palabras,
pero en ellas hallo una similitud en las pausas;
y son las de vida sensitiva.
Pienso y callo.
Vida que nunca va a repetirse con las mismas ideas.
Son de carne viva.
Trémula, desvanecida en la bruma azul de una codicia.
¡Lo sabes!...¡No voy a cambiar!
Las almas puras, no hablan fuera del mundo,
pero sí, iluminan los caminos con sus vibraciones eternas,
forjadas en el fuego de la vida.
Están hechas de sentimientos y emociones.
¡Y todas se quedan aquí, son un lastre!
¡Aquí se quedan!
Se inflan de éxito,
son efímeras,
engreídas,
egocéntricas y juegan al 'Yo-yó'

Cuando me vaya...
¡Te invitaré para fundirnos en la Luz!

¿Me crees ahora?

Y sé que hay una distancia que se improvisa entre mi cielo y el tuyo;
como un pedazo de cristal en el calidoscopio de un sueño infantil.
Un corazón lleno de vértices de luz,
como una joya planetaria... ¡Azul!
Por eso, anclada en este ser mío, mi alma me frena;
-¡cómo puedo codiciar lo que ya tuve!-
Sabe que puedo disparar palabras como ascuas,
herir lo que prefiguro del destino que llevan.

¡La papelera del rincón, está llena!

Por eso, anclada en mí, me rodeo de ideas,
me contengo y me defiendo con las más sumisas,
las que busco en los bolsillos del tiempo,
las huelo y hasta se beben en el aire,
las lanzo y vierto o vuelan en el viento;
y sé que llegan... y vuelven henchidas de felicidad,
en esa dicotomía que permite vivir su sueño.
 Sí, vivir un poco más...
¡Y qué espere la papelera!

*

A. Elisa Lattke en: "don Anselmo"

1 comentario:

  1. Sonrío al pensar en esa papelera que tenemos cerca y a la que vamos tirando tantas cosas hasta que se llena, pero como tú dices, "Que espere la papelera", eso, que espere un poquito más.
    Un abrazo.

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