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sábado, 28 de septiembre de 2019

Dos poemas ‘ad libitum’



·Por lo que somos…
(Poemas de: alattkeva, para un Taller de Letras Creativas)


En este paréntesis interior late un corazón de mujer…
¡Habita un ser humano!
Lleva el Amor con su ternura y el sexo con su locura en equilibrio.

Después de caminar largo tiempo por la vida, sigue pensando
que es un buen día para hacer un poema en silencio.
¡Sensual, placentero y húmedo!
Quizá tenga que desnudarme por interpretar su propia vida.
-¡Eso que resta de la mujer!-

¿Por qué no expresarse abiertamente, sintiendo una maravillosa convulsión?
¡Un espasmo tras otro, esa exaltación del propio gozo hasta llegar al clímax!
Y lo que queda del deseo con su resaca sin límite, después de un buen orgasmo.
Como si estuviese en lo más alto de una cima,
excitada,
entretenida con ella,
y hasta subida en la copa de “El Árbol de la Vida”,
por sentirse y poseerse, la imaginación da para mucho.

Y por lo que es y somos: eres un interrogante más en el silencio frente a otros.
Esos que te observan y piensan: "¿Chochea esta mujer?"...
Hoy, entre los pliegues de mi cuerpo también hallé poesía,
porque la arruga tiende a despertar antojos, ¡sí!
Convulsiones en el equilibrio de unos cuantos versos que lo dicen todo.
¡Porque en este paréntesis interior, habita una mujer, no importa la edad,
pero aún experimenta la vida…

Y me atrevo con ella en lo prohibido:
¡Porque ella, es pasión, hallazgo, sensaciones, sentimientos,
un sueño y un auténtico poema!

alattkeva
::::::=o*o=::::::

·A propósito de la frialdad femenina


Podría imaginar en el silencio
la curva elíptica dibujada en mi memoria,
y frustrar el interés que produce la lascivia ajena;
por eso, mientras cabalga la imaginación,
ya complacida,
a causa de mis castos hábitos de la edad;
me complazco mirando los ocasos y haciendo este poema.
Acaso, por descubrir en el clímax ajeno
la holganza de algún diablo,
falto de ternura que se ansía,
el tempano no deshiela...
Y prefiera el participio en todo caso, complacido;
pero no el complaciente albedrío para librarse de su estado,
sólo por complacer la violenta convulsión del aliviado
Me temo, a propósito de la frialdad, que la perversa actitud
acompañada de sordidez ajena y posesiva,
contribuye a conservar en hielo el sexo complaciente,
por no sentir nada a cambio y sí servidumbre
de un ‘yo’ egoísta ante el complacido ego, colaborador del desapego.

Y es que, este ser de carne y hueso, vive su prueba
para colgarse de otras cosas que son la sucesión de las cadencias,
como esas notas musicales de adorno,
que se ejecutan suspendiendo el compás;
que sólo se complacen con las manos que las tocan
y con un ‘calderón’ en el movimiento final,
como toda floritura ‘ad libitum’...
Una, que ya no está para trotes juveniles,
aprieta las espuelas en los ijares del alma
prefiriendo un amor desinteresado, platónico y honesto.

alattkeva

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