Contenerse, quererse y abrazarse
es sentirse en el yo, considerado.
Doblegarse a su tiempo, deshausiado;
es servir a cerviz al inclinarse.
De qué sirve el momento de quererse
si el abrazo recoge lo anunciado:
Que su cuerpo es el más desamparado
y si se ama no teme ya perderse.
La soledad del cuerpo y su tristeza
la lleva siempre el alma que lo habita;
y duele tocar barro que la incita
por servir de por vida a su cabeza.
Lo sabe el corazón y siempre llora
y lo lamenta cada vez que pasa,
pues no aprende su cuerpo como casa
de arrogante motor que se enamora.
Querida Elisa, que bueno es "sentirse en el yo". Me gusto
ResponderEliminarun abrazo
Lapislazuli:
ResponderEliminarGracias por pasar y dejarme una pequeña joya con tu comentario. Eso es lo que realmente una desea en la vida, aunque hay quien se empeña en que sea lo contrario.
Mi abrazo. Elisa